A lo largo de los años he recorrido distintos lugares, países y estaciones, siempre con la sensación de que el paisaje me observa tanto como yo lo observo. Cada fotografía que tomo nace de un encuentro, de un instante que se ofrece sin aviso y me invita a detenerme.
No busco retratar lugares, sino momentos. Fragmentos de tiempo que quedan suspendidos en la imagen: una luz que se disuelve, un reflejo que aparece solo una vez, un silencio que no vuelve. Fotografiar para mí es una forma de guardar el tiempo, de tocar lo que pronto desaparecerá.
En cada paisaje intento capturar algo que no se ve a simple vista — la temperatura del aire, el rumor del viento, la emoción que deja el paso de la vida. Mis fotografías son huellas de esa búsqueda: la necesidad de permanecer un poco más dentro de aquello que, por naturaleza, se escapa.
Con esta serie quiero ofrecer al espectador un respiro, una pausa. Un momento para mirar sin prisa y habitar la imagen, como si en ella pudiera detenerse el tiempo, aunque sea por un instante.
